Alejandro Parés
Alejandro se había tomado una selfie en la sala de su casa. En sus brazos descansa un gato negro que mira a la cámara con ojos bizcos. La última vez que nos vimos fue hace casi doce años, cuando le pedí me presentara con algún investigador del departamento de oceanografía del CICESE con quien hacer mis prácticas profesionales de licenciatura. Antes de eso solía verlo cuando iba a casa de mi amigo, Paco, su hijo que iba en mi salón desde la secundaria . Por su foto de perfil de Whatsapp veo que no ha cambiado.
La voz de Alejandro es reconfortante en su aspereza y la manera en que a veces golpea y a veces arrastra las palabras. Le llamo desde la Ciudad de México para agradecerle haber contribuido a mi beca para participar en el taller de Relatos del Puerto. Él también fue parte del taller y como resultado presentó hace unos días "Excepto durante la guerra": un relato sobre una aventura adolescente que lo acercó a su papá, quien sobrevivió a la Guerra Civil Española y emigró a México para casarse y formar una familia de cinco hijos. Después de años de mudarse por razones laborales, terminarían asentándose en Ensenada.
Le pregunto sobre su trabajo modelando la física del Pacífico oriental y si ha notado alguna relación entre sus hallazgos y la crisis climática, pero es lo que menos le interesa contar. Dice que no se siente listo para la jubilación todavía. Pregunta por mí y mi trabajo. Respondo breve y cortés para redirigir lo que ya no sé si es una entrevista o una conversación. Extraña mucho dar clases de matemáticas a sus estudiantes del CICESE en persona y espera que la pandemia acabe pronto para no solo salir al mandado y a su oficina silenciosa y desierta.
Crónica por: Nastia Huerta. Alumno del 3er taller de escritura de relatos.